top of page
  • Business á la mode. Natalia Mendoza B.

Fashion revolution: por una industria más justa y consciente de adentro hacia fuera


 

Imagen tomada de: http://sydney.edu.au/

Del 22 al 28 de abril se lleva a cabo la semana del fashion revolution, un movimiento que nació hace exactamente 6 años cuando en Bangladesh colapso el edifico Rana Plaza en el cual se llevaban a cabo procesos textiles de tercerización por parte de grandes marcas de moda dejando aproximadamente 1133 víctimas fatales y una incertidumbre alrededor de un tema bastante complejo y es ¿en qué condiciones confeccionan mi ropa?

Este suceso tan lamentable prendió las alarmas no solo para el sector moda y la industria sino para el mundo entero creándose así este movimiento FASHION REVOLUTION buscando despertar a las industrias en la responsabilidad de sus actos, la importancia de la transparencia en sus procesos y cadenas productivas y el compromiso social que hay más allá de la creación de marca, goodwill y su presencia internacional. Para nadie es un secreto el uso de estas poblaciones y países para tercerizar sus procesos de manufactura buscando la mano de obra más barata, pero a un costo que realmente puede salir bastante caro.

La realidad de todo esto es la falta de consciencia que hay detrás de estas prácticas, no se trata de no recurrir a ellas, se trata del incumplimiento a unas condiciones de trabajo justas y HUMANAS por encima de cualquier cosa, el activo más importante que puede tener una empresa, una marca, una industria son sus empleados, su equipo de trabajo y no hablo solamente de sus vendedores o equipos de marketing, hablo de cada persona que hace parte del proceso productivo, almacenamiento, mercadeo, producción que están detrás de la creación, distribución, venta y promoción de una marca y lo mínimo de responsabilidad que podríamos tener es garantizarles unas condiciones de trabajo dignas junto a sueldos que les permita tener calidad de vida para subsistir.

Este movimiento abrió un debate bastante grande acerca de realmente como eran esas condiciones con las cuales era producida nuestra ropa dejando en tela de juicio la realidad de grandes marcas cuyas maquilas cuestan incluso la vida de cientos de personas.

El objetivo de este movimiento como comente anteriormente se basa en la transparencia y la responsabilidad en los procesos garantizando un trabajo digno y justo para quienes trabajan en estas compañías sumándose así varios países y marcas a nivel mundial e incluso emprendimientos que buscan mostrar y resaltar esas manos encargadas de producir así como las condiciones de trabajo con las cuales cuentan buscando concientizar al mercado a través de las redes sociales con diversas imágenes y videos que incluyan frases como “yo confecciono tu ropa” o la reiterativa pregunta que apunta a la concientización ¿Quién hizo mi ropa?, sin embargo esta problemática abarca mucha más tela, no podríamos hablar de condiciones de trabajo digno para estos empleados si las fábricas textiles continúan con sus emisiones, la extinción masiva de diversas especies y la industria de moda como una de las más contaminantes del planeta, es por eso que ahora hablamos de slow fashion, de la creación de moda basada en su utilitarismo, versatilidad y una calidad sin igual que conlleve a la durabilidad de las prendas evitando la producción masiva conocida como fast fashion y con ello reduciendo el gasto y contaminación de agua, el uso de materias primas eco amigables, textiles a base de cascaras de frutas , procesos de estampación digital con cero uso del agua.

Imagen tomada de: https://www.esturirafi.com

Una semana que definitivamente no debe quedarse solamente ahí, debe ser un trabajo de 365 días anuales donde la economía colaborativa sea la base primordial de las marcas y quienes trabajamos en moda seamos voceros y practicantes de este movimiento que más que moda es una realidad que evidenciamos al observar nuestros cambios de climas constantes y variantes y la debilidad con que nuestro planeta nos comienza a acoger, una huella que debe extenderse a aprender a consumir con consciencia, entender que las prendas en nuestro closet tienen una larga vida que contribuye con la disminución de este impacto y conocer qué hay detrás de una marca, de un almacén y el amor con que cada puntada ha sido tejida y el trato justo que estas merecen. Pagar más por una prenda podría hacer la diferencia para la vida de estas personas y para la vida de nuestro ecosistema. Y aun así ¿existen personas que se quejan por el precio de nuestras prendas?

Si desean conocer más acerca de ello los invito a que visiten @fashrevcolombia, lo que sucede y cómo podemos contribuir.

Imagen tomada de: https://slowly.com.br

10 visualizaciones0 comentarios
bottom of page