Desde antes de darle vida y forma a nuestro emprendimiento y empresa estamos pensando en nuestros clientes, cuál será ese cliente ideal, a quien buscamos llegar con nuestros productos, servicios y ADN de marca, estudiamos al mercado, buscamos entender a esos clientes y satisfacer sus necesidades, lo cual se convierte en un proceso constante realmente valioso y necesario para entender al mercado y evolucionar junto a este, pero la realidad es que estos clientes son solo una parte de lo que constituye realmente la palabra CLIENTES para una empresa.
Toda marca desde el momento que nace se crea con el propósito de satisfacer un cliente que está afuera observando y que quiere ser sorprendido y cautivado por el valor agregado que le vamos a ofrecer, pero se nos olvida muchas veces mirar un poco más de cerca, más hacia dentro de nuestra empresa y observar que en esta también se encuentran clientes o lo que de ahora en adelante llamaremos clientes internos de nuestra marca y empresa, así es, aparte de ser nuestro equipo de trabajo también son nuestros clientes y no se trata únicamente porque pueden adquirir nuestros productos o servicios, se les llama clientes internos porque cada una de las personas que hace parte de este equipo de trabajo se necesitan las unas a las otras para poder realizar sus funciones, labores y responsabilidades y así finalmente responderle a ese cliente externo que está afuera esperándonos, a eso hace referencia la expresión cliente interno, el necesitar del trabajo de los otros para poder cumplir con su trabajo encaminados hacia un fin común que es la realización de nuestros productos o servicios y el cumplir con las metas y los objetivos de la empresa. Debemos mirar nuestras marcas como la parte interna de un reloj en la cual se necesita cada pieza de esta para poder funcionar de manera perfecta, al más mínimo fallo o demora por parte de alguna de estas el reloj se para y deja de funcionar, eso mismo sucede con nuestra marca y nuestros clientes internos, el trabajo podrá ser de manera individual pero sin el trabajo en conjunto sencillamente no existe un resultado final y un éxito o quizás si logremos llegar al resultado final pero con tropiezos y demoras dentro del camino que entorpecen nuestra misión como marca causando disgustos en nuestro cliente final, el cliente externo.
Entender este concepto de cliente interno es una herramienta realmente valiosa, porque es darle aun mayor valor y significado a cada parte del proceso que conforma a nuestra marca, a cada departamento que hace parte de nuestra empresa, no hay trabajo pequeño ni departamentos independientes, todos hacen parte de la cadena de valor de tu empresa y es un concepto que debemos compartir con nuestro equipo de trabajo, enseñarles que son clientes internos y por qué para que entiendan la importancia que tienen en su lugar de trabajo, el cómo contribuyen al cumplimiento de metas y objetivos y como deben apoyarse como equipo para cumplir con un resultado final esperado.
Imágenes tomadas por el fotografo @kristopherfuentesphoto
Algo que aprendí en la universidad y que se ha quedado conmigo de por vida es el entender que el activo más preciado que puede tener una empresa, una marca son sus empleados o equipo de trabajo, son quienes también le dan valor a la marca y se convierten incluso en imagen de la misma, su trabajo no habla únicamente de su desempeño personal, habla también de la empresa a la que hacen parte, es por esto que así como constantemente estamos estudiando a nuestro mercado y nuestros clientes externos buscando estrategias para hacerlos sentir especiales y escuchados también debemos evaluar a nuestros clientes internos, tener en cuenta sus opiniones y aportes a la marca, motivarlos y jamás olvidar que nuestra empresa no está formada únicamente por su capital, ADN e identidad o por su lugar de trabajo, sino también por las personas que hacen parte de esta y le dan vida creyendo y construyendo junto a nosotros nuestro proyecto de vida.