Por estos días en Bucaramanga se han vuelto tendencia ciertos influencers y propietarios de empresas no precisamente por su ejemplo de liderazgo sino por todo lo contrario y estoy segura que la mayoría, por no decir que todos, saben de lo que estoy hablando así que no entraré en detalles, pero si es un punto de referencia para poder contextualizar el tema del que he querido tratar el post de hoy.
Navegando en redes sociales encontré una frase que decía “stop making stupid people famous” y aunque para muchos puede resultar ofensiva es una frase que tiene un gran trasfondo especialmente en nuestros tiempos donde la tecnología y las redes sociales ocupan una gran parte de nuestros días y hoy más que nunca de nuestras vidas, y es completamente cierta, lo que muchos de ustedes no saben y lo que a muchos de estos influencers se les olvida es que la fama y popularidad de la que osan hablar tanto realmente se la damos nosotros como espectadores, si no fuera así no existirían prácticas fraudulentas y bastante desesperadas de conseguir seguidores, comentarios y likes a como diera lugar así sean falsos o engañando con tal de figurar y aparecer en medio del radar ya que se han convertido en un medio atrayente para marcas, publicidad y contratos, sin embargo, esa misma popularidad puede serles arrebatada por nosotros mismos; las redes sociales se han convertido en un medio para expresar nuestra opinión y alzar nuestra voz así que no es nada raro encontrar como las malas prácticas de estos personajes o su falta de empatía o comentarios bastante desacertados o machistas se convierten en una tendencia en medio de la web y como cientos de personas salen a expresar su desaprobación y como sus actos y palabras resultan siendo una ofensa para quienes los escuchan y ven detrás de la pantalla, sin embargo, lo triste de todo este asunto es que en esto se quedan estos casos, en una tendencia que duro 24 horas, comentarios, observaciones, debates y quejas pero en la acción y en la vida real no pasa nada más aplicándose aquel dicho que dice “que hablen mal o que hablen bien pero que hablen” haciendo que los nombres y cuentas de estas personas resuenen en las pantallas y oídos de miles de personas que quizás ni sabían de ellos y con ello aumentando su popularidad así sea por simple chisme o saber que paso luego lo que hace que aunque sea mala publicidad no les afecte en lo absoluto y al contrario sigan creciendo sin importarles o peor aún sin ser conscientes de sus actos y palabras, sin ser conscientes de sus errores.
Lo que quiero dejarles más que claro el día de hoy es que solo nosotros somos quienes decidimos a quienes deseamos seguir o a quienes deseamos dejar de seguir, que tipo de contenido queremos consumir y basta con un simple click desde nuestros celulares, ese es el poder que nosotros tenemos, somos nosotros quienes algún dia le dimos visibilidad y popularidad a diversas personas cuyo contenido nos entretenía, nos era útil y lo considerábamos de valor pero así mismo podemos castigar sus actos dejándolos de seguir, sé que con una sola persona que los deje de seguir quizás no se acabe su popularidad pero si es el inicio para que estos autoproclamados influencers comiencen a evaluar sus actos y entiendan que así como un empresario escucha a sus clientes, un influencer debe escuchar a su audiencia pero especialmente respetar y ser coherente con sus actos y palabras, es aquí donde la frase que les dije en el segundo párrafo de este post aplica su veracidad, somos nosotros quienes lamentablemente los ponemos en ese pedestal, si la misma atención que le damos a estos personajes se la diéramos a aquellas personas que realmente influencian de manera positiva, a aquellas marcas locales con las cuales nos sentimos identificados y aquellas personas que de alguna manera buscan generar contenido de valor o crear consciencia en medio de la sociedad las cosas serían muy diferentes, entendamos que hablar de ellos es darle la publicidad gratis que ellos quieren y que realmente no merecen.
Alcemos nuestra voz ante lo que no nos parece pero recordemos siempre que no se puede quedar en eso, en un simple malestar, debemos llevar a cabo acciones que realmente les haga entender y que toque lo que mas les duele, su popularidad, como lo es dejarlos de seguir o sencillamente dejar de darles una importancia derivada de algo que muy probablemente muchos causen intencionalmente cuando su popularidad la ven caída, parte de nuestro autocuidado especialmente en este aislamiento que vivimos es cuidar lo que vemos en nuestras redes sociales y esto es algo que no podemos olvidar jamás.
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