Imagen tomada de los últimos reportes de WGSN
Desde temporadas pasadas veníamos escuchando una fuerte necesidad por crear nuevos aires, escenarios y experiencias al mundo de la moda, como las pasarelas no salían de lo tradicionalmente conocido y como lo comercial había transformado lo que verdaderamente es la esencia y el trasfondo del ADN de cada marca, como la sostenibilidad debía dejar de ser una palabra de marketing para realmente ser entendida y aplicada, sin embargo, especulaciones eran muchas y acciones muy pocas. La llegada del coronavirus trajo a la mesa nuevamente todos estos cuestionamientos, pero más importante aún trajo consigo una serie de cambios inminentes y abruptos que ni en el más hipotético de los escenarios hubiéramos imaginado, cambios que no solo se aplican a las grandes pasarelas de moda o casas de lujo más prestigiosas del mundo o las fábricas de tercerización, cambios que sin lugar a duda nos tocan a nosotros localmente y dejan ver un sin número de vacíos y como la calidad y el diseño priman por encima del que produzca más rápido las últimas tendencias de moda.
La semana pasada leí un artículo, gracias a una emprendedora local y seguidora de mi blog, en el cual se expresaba como Alessandro Michele el director creativo de Gucci, dejaba más que claro que dejaría de producir los 5 tradicionales shows estacionales anuales y solo se concentraría en la creación de dos pasarelas no estacionales sumándose a las posturas de colegas diseñadores tales como Giorgio Armani o Ives Saint-Laurent lo cual ha generado y ha despertado un nuevo movimiento en la industria de la moda invitándonos a replantearnos la forma como producíamos en el caso de tener marcas de moda, y en la forma en como consumíamos siendo clientes y consumidores constantes, revolucionando el mundo de la moda como lo conocíamos hasta ahora, pero, qué significa esto? significa que las tradicionales pasarelas y tendencias que tanto estas como el street style nos imponían para temporadas como primavera/verano u otoño/invierno e incluso las colecciones crucero iconos de las grandes casas de moda pasarían a ser únicamente dos pasarelas anuales con tendencias a temporales buscando la durabilidad de estas en el tiempo siendo coherentes y conscientes del impacto que el sector de la moda tiene en el mundo, por supuesto esto no significa que las temporadas como las conocíamos dejen de existir o que todas las marcas se acojan a este tipo de medidas, porque seguirán existiendo marcas que continúen haciéndolo y las temporadas siempre serán referentes y puntos claves a tener en cuenta, pero si es un peso importante que vislumbra cambios, evoluciones y transformaciones que sin lugar a dudas muchas más marcas seguirán ya que no se trata de una moda o una forma de llamar la atención, detrás de toda esta revolución existe un trasfondo que deja ver un nuevo panorama, y es la necesidad de la producción y el consumo consciente, si como marcas nos jactamos de decir que somos o estamos trabajando en la sostenibilidad por qué entonces producir pronta moda? si nuestros productos son a base de materias primas ecológicas, reciclables o amigables con el ambiente entonces, por qué una necesidad constante de crear 5 colecciones anuales? o por qué hablar y encasillar tendencias solo para ciertas temporadas llevando a que el consumidor corra a buscar estar a la vanguardia de la moda lo que hace que los desechos textiles anuales se eleven produciendo en masa y como resultado consumiendo en masa, por qué competir en precios a costa de otros si en redes sociales, fashion show y colecciones hablamos de tener un ADN de marca? sin duda son cuestionamientos que dejan ver la necesidad de comenzar a trabajar por crear un sector coherente, consciente y ético.
Imagen tomada de los últimos reportes WGSN
Proyecto de la marca Diesel con denim reutilizado, upcycling for
En Colombia, como todos sabemos, no existen estaciones pero si existen ciclos de moda que llevan a las marcas a crear sus diversas colecciones anuales, sin embargo, en los últimos años hemos visto como la competencia desmedida en precios ha llevado a la creación no solo de las colecciones anuales que veíamos, sino a la aparición de colecciones capsulas, colecciones limitadas, colaboraciones con otras marcas o diseñadores, así como la aparición de diversos almacenes de ropa que aunque en escala y medida son más pequeñas, su negocio se basaba en la pronta moda creando prendas con las más recientes tendencias que el mercado buscaba produciendo más de la cuenta con tal de tener esas últimas tendencias y estar a la par de lo que el mercado quiere e incluso cayendo en la copia, pues cuando una tendencia está en la calle significa que ya va de salida pues alguien más ya la impuso y como siempre he dicho, las tendencias existen y debemos pensar en ellas pero siempre ajustándolas a nuestra marca y su identidad.
Lastimosamente hemos creído que realizar cambios en nuestro sector es sencillamente adaptarnos o acostumbrarnos a la virtualidad, tener una página web o involucrar aún más la tecnología en nuestras marcas y trasladar todo a nuestras redes sociales, pero para hablar realmente de un cambio se debe empezar por el comportamiento tanto de los productores de moda como de los consumidores, este cambio de vida que estamos experimentando ha traído consigo nuevas necesidades pero especialmente nuevos comportamientos de consumo que llevan a replantearnos el mercado como lo conocíamos, clientes cada día más conscientes en búsqueda de calidad y diseño porque comienzan a entender su impacto, una disminución en las compras compulsivas por una necesidad de ahorro y austeridad ante la incertidumbre, clientes que se cuestionan a sí mismos y a las marcas que consumen, cambios que invitan a las marcas a replantear sus procesos no por moda o competencia sino por responsabilidad y consciencia de su impacto, cambios que involucren la tecnología no por modernismos sino para facilitar la experiencia de nuestros clientes.
El hecho de disminuir el número de shows al año abre un cambio hacia realmente producir de manera consciente con el medio ambiente haciendo que cada marca se centre en su ADN, en realmente diseñar y buscar generar valor en sus productos, un valor con el cual los clientes se identifiquen y si a eso le añadimos la atemporalidad en las prendas estamos contribuyendo a que hablemos de prendas y tendencias que perduran en el tiempo y que incluso pueden pasar de generación en generación, lo que lleva a crear prendas de calidad que aunque en valor monetario puedan llegar a ser un poco más elevado su vida útil y diseño la hacen atractiva al mercado, incluso nos enfrentamos ante un panorama donde las tendencias son casi nulas, pues como todos sabemos estas se crean basadas en la observación del mercado, del street style y las temporadas, pero al estar en casa y la necesidad de la protección, las tendencias quedan en un segundo plano y debemos empezar a pensar en nuestras propias tendencias como marca replantearnos y pensar basados en nuestra identidad y ADN, estamos ante nuevas generaciones que buscan el cambio y que buscan consumir diferente, no podemos pretender seguir produciendo y actuando como lo hacíamos antes de esta pandemia y únicamente pensar en cambios tecnológicos, la tecnología es esencial, sí, pero esta debe adaptarse a cambios internos que como marca debemos experimentar para así capturar los nuevos comportamientos de nuestros clientes.
No podemos resistirnos al cambio, pero tampoco se trata de simplemente fluir con la corriente, debemos evaluar cada aspecto interno de nuestra empresa y buscar un cambio que vaya acorde a nuestro ADN e identidad de marca los cuales nos permiten evolucionar basados en los nuevos comportamientos del mercado y factores externos que estamos viviendo, pero sin olvidar jamás quienes somos, qué es mi marca.
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